Uno de los problemas que tiene mojarse en cuestiones cofradieras es que te pueden caer una manta de improperios de todo tipo. Los cofrades somos así no tenemos autocritica, y no soportamos las desaprobaciones.
El tema de los horarios en las procesiones extraordinarias lleva coleando tiempo, no ya por lo vivido en la procesión de la Esperanza Macarena el pasado 24 de mayo. Hemos vivido varias ocasiones en la exasperante lentitud ha provocado comentarios de todo tipo, y como opinión personal ha restado brillo a lo que prometía regalar momentos únicos e inolvidables.
Hay quien habla de almonteñización de las costumbres, no creo que sea eso, más bien tendemos a confundir lo que es una procesión triunfal con estar muchas horas en la calle. No se trata de imponer el corsé que rige los horarios semanasanteros, dicho sea de paso en algunas ocasiones no se cumplen, si no de tener un poco de sentido común.
Creo que en la lentitud de algunas procesiones extraordinarias puede influir que las cuadrillas de costaleros cuentan con mucho más personal que antaño, y que las bandas de música están sobradamente preparadas para tocar muchas marchas, durante muchas horas.
Ah, no conviene olvidar que hay sevillanos no cofrades, que piensan que estamos todo el día jugando a los pasitos, para los que un corte de tráfico es un incordio, mucho más si se prolonga más de la cuenta, que ni entienden ni comprenden tanta procesión, ya sea de reglas o extraordinaria.